¿Qué sucede cuando en vez de sumarse a las filas de los pensadores críticos de la posmodernidad, que se afanan en reconstruir la escuela y la educación, algunas mujeres se dedican a destejer, sí, pero para hacer una trama distinta, y encuentran palabras, hilos de sentido del propio hacer, cada una su hilo, y desde ahí invitan a otras y a otros a reiniciar y acercarse a pensar el dar clases y el educar de otra manera?
Este libro nace de un deseo y de una apuesta. Profesoras e investigadoras apasionadas por la política de las mujeres se dejan llevar por el deseo de resignificar su relación con el enseñar, el educar y el investigar a partir de sí y en relación libre con otras.
La apuesta política parte del ser mujer o ser hombre en la educación como algo que es significativo, de saber que todo acto educativo es un acto de relación y de que nuestro origen y el de la educación es femenino, porque es cada madre quien nos acoge en primer lugar y establece con cada una y con cada uno la primera relación, mediante la que nos enseña a hablar y nos busca un lugar en el mundo. Por eso, la educación que tiene sentido reconoce su raíz, que es la relación de confianza y de autoridad, no de poder y jerarquía, y la fuerza del deseo de aprender

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