La palabra mediación se emplea en muchos ámbitos. En el de la enseñanza de lenguas, conviene reivindicar y entender el matiz que aporta el término, más específico, de mediación lingüística. Como se argumenta a lo largo de este libro, no todas las actividades de mediación que se desglosan tras los tres focos de atención que proponen los documentos del Consejo de Europa (mediar textos, mediar conceptos, mediar la comunicación) son de mediación lingüística, porque esas actividades no siempre suponen la transformación o la gestión de los códigos lingüísticos que intervienen en la comunicación.
Esta obra explora qué es la mediación lingüística y cómo se convierte en una competencia comunicativa específica del hablante. Se revisan los distintos tipos de mediación lingüística y se propone una extensa lista de actividades que permitirán trabajarla en el aula. Se muestran los elementos que han de intervenir en el proceso de mediación para que pueda evaluarse y cuáles son las estrategias que se activan en cada fase del proceso. Tras dar las pautas para diferenciar qué es una actividad de mediación lingüística y qué no lo es, se reflexiona sobre cómo el hecho de trabajar la mediación lingüística en el aula puede ayudar en el desarrollo de otras competencias comunicativas como la producción, la percepción o la interacción. Por último, se plantea un modelo objetivo de evaluación de la mediación lingüística que es fácilmente adaptable a distintos contextos académicos.
El lector encontrará claves nuevas para una didáctica de la mediación lingüística en el aula, desde una perspectiva técnica, esencialmente práctica, y a partir de la voz crítica de los profesores de lengua.