Situar el amor por la vida en el corazón de nuestra cultura y de nuestras «pre-ocupaciones» es hoy más urgente que nunca. Aprender a redescubrir la tierra que habitamos, esa biosfera que, durante miles de años, apartamos de nuestra conciencia, y explotamos sin sensibilidad alguna, como si nos fuera ajena.

La educación puede desempeñar un papel fundamental en esa transición, presidida por el asombro, el juego, el cariño y el cuidado.

Renaturalizar las escuelas es mucho más que decorar sus patios con plantas y bancos. Es arraigarlas profundamente en sus territorios, abrirlas a sus entornos para que acojan la biodiversidad.  Es atender a las necesidades vitales de una infancia que también es (bio)diversa.

El vínculo con la Naturaleza es un derecho inalienable de toda criatura humana, adquirido a lo largo de miles de años de interacción con nuestro origen.

En los patios vivos, niños y niñas (y también sus maestras, sus familias…) encuentran un espacio para expresar y cultivar su fuerte atracción hacia todas las formas de vida. Aprenden a convivir con otras especies y a construir comunidad desde el cuidado mutuo y la solidaridad.

Esta obra colectiva se dirige a todas las personas que desean implicarse en esta hermosa tarea. Ofrece análisis conceptuales y reflexiones prácticas para emprender y profundizar en este camino. También contiene buen número de experiencias concretas de escuelas que, con honestidad y generosidad, comparten sus ilusiones y sus hallazgos,  sus errores y sus desvelos en pos de un mundo más ecocéntrico y biocéntrico.

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