«Un amigo del cual no se sabe nada excepto que es.»
Carta a un rehén, Saint-Exupéry

Cualquier sesión de psicomotricidad debe partir de esta premisa. Estamos delante de unos niños de los que a veces conocemos detalles y a veces no, pero en cualquier caso niños que «son», y como tales debemos conseguir que sean curiosos, que descubran, pregunten, corran y, ante todo, que jueguen y disfruten en la sala de psicomotricidad. Esto he intentado durante años compartiendo muchas situaciones con ellos.

Vivo en Terrassa (ciudad textil) y vengo de familia textil, así, a modo de la urdimbre y la trama de un tejido, he intentado con este libro tejer un lienzo en el que teoría y práctica se entrecruzan dando sentido una a la otra.

Aporto observaciones, reflexiones e interrogantes con el ánimo de que sean útiles para cualquier persona que inicie el camino de la psicomotricidad y la educación, o se encuentre ya en él, y sienta curiosidad por conocer y compartir puntos de vista.

Núria Franch

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