La obra pretende contribuir al creciente corpus de investigación que explora las problemáticas del inminente cambio tecnológico ocurrido en los últimos diez años: el gobierno de nuestras interacciones digitales a través de plataformas big tech, que conlleva a una masiva extracción de datos y su elaboración con distintos fines.
Debemos preguntarnos: ¿cómo se van a posicionar las universidades en este contexto?, ¿cómo van a contribuir a generar nuevos equilibrios positivos, transformadores, emancipadores, en lugar de sostener las prácticas abusivas de una red oscura en cuyos hilos nos encontramos atrapados?
El libro no solo presenta la universidad como una institución social importante por sus propias prácticas pedagógicas y su riqueza interdisciplinar, sino también por su capacidad de diálogo con la sociedad. A través de estos espacios se considera que se puede dar forma a una agenda más amplia y justa de la dataficación y sus desarrollos.
Los capítulos aportan una llave de lectura epistemológica del por qué amamos la datificación y los automatismos que esta conlleva. Y por qué no podemos dejar de leer estos procesos desde un enfoque complejo que encierra una mirada crítica, pero no inmovilizadora. Supone el análisis de prácticas y enfoques para comprender cómo están trabajando áreas que contribuyen al desarrollo de estas tecnologías posdigitales e inteligentes. Pero, sobre todo, se trata de ofrecer un marco a quien educa y a quienes forman educadores, es decir, unas herramientas conceptuales y de trabajo para enfrentar, desde el aula y desde los espacios de aprendizaje no formal e informal, ese «monstruo sin cara ni ojos» que es la datificación. El propio título Construir culturas de datos justas apunta a un esfuerzo de comprensión y diálogo alrededor de elecciones tecnológicas y su impacto ético y social.