El proceso de enseñanza y aprendizaje se ha adaptado a los sucesivos cambios metodológicos y tecnológicos. El sector de la educación se enfrenta a la necesidad de adecuarse a las transformaciones a fin de desarrollar en los estudiantes las competencias y habilidades indispensables para encarar su futuro profesional. Las posibilidades didácticas que ofrecen las nuevas tecnologías a los contextos educativos como recurso creativo las convierten en una herramienta con un enorme potencial.
En relación con el término creatividad, surge el de espacio educativo creativo, referido a aquel capaz de desarrollar la esencia de cada individuo, sin el temor que supone el desempeño académico como finalidad única del aprendizaje. Así, es crucial entender la enseñanza del pensamiento creativo como ámbito general de la educación universitaria. En este contexto, la universidad se vincula con la innovación, la imaginación y la sostenibilidad, de modo que el impacto de la creatividad emocional en el nivel académico tendrá una relevancia fundamental.