Tuve la suerte de nacer en primavera, en el año 62, en Sevilla y de criarme en Villamartín, en la campiña gaditana. Mientras estudiaba Psicología me especialicé en técnicas psicocorporales; al poco tiempo, el flamenco entró como un vendaval en mi vida y empezó a ocupar todos los espacios. Después de cuatro años ejerciendo como psicólogo lo dejé, me calcé las botas y comencé a estudiar baile con Andrés Marín.
Me ganaba la vida dando clases de sevillanas a los guiris y en Las Tres Mil Viviendas, donde también dirigí un coro flamenco, e impartí talleres de flamenco de fiesta en un centro social autogestionado anarquista. Superé una grave lesión en la espalda y aprendí a bailar de otra manera. De esta sopa surgió mi descubrimiento de la eficacia del baile flamenco para la transformación de las personas y de la necesidad de trascender lo académico para transmitirlo.
Así nació la autoestima flamenca, que gozó desde su inicio del nutritivo entusiasmo de mi alumnado. Víctor Orive con su Danza Vivencial encabezó el grupo de maestros y maestras que completaron mi inspiración. Desde el 2003 me he embarcado en la aventura de los talleres de autoestima flamenca con personas de todas las edades y de diferentes características (en barrios marginales, con supervivientes de violencia de género, con grupos de diversidad mental, colectivos profesionales, aficionás y aficionaos, en general…), con quienes además hemos creado decenas de espectáculos.
He publicado la novela Amor imperfecto y en la web, la teoría de la autoestima flamenca. Nunca pensé que se pudiera vivir de ser psicobailaor y artista multidisciplinar hasta que tuve el acierto de fusionar mis pasiones. Carlos Sepúlveda