El Espacio Europeo de Educación Superior ha forzado dos cambios con la introducción de las competencias. Por una parte, el nuevo paradig¬ma de enseñanza-aprendizaje ha situado al estudiante en el centro del mismo como protagonista de su aprendizaje con todo su bagaje y ex¬periencia. Y por otra, la consideración de los centros de prácticas como centros de formación, pues es en ellos donde el estudiante pone en jue¬go las competencias de grado cuando en su Plan de estudios constan Prácticas externas, especialmente como asignatura obligatoria.
La asignatura de prácticas externas no se puede implementar sin la co¬laboración de centros de prácticas y, especialmente, de los profesiona¬les que ejercen como tutoras y tutores de centro conjunta y coordinada¬mente con los tutores o tutoras de la Universidad.
Para poder desarrollar adecuadamente las prácticas externas, se ne¬cesita, por un lado, un equipo de coordinación de prácticas externas integrado por docentes universitarios que lideren el proceso y que faci¬liten las relaciones con los centros, y, por otro lado, una estructura que ofrezca soporte administrativo a todas las labores de gestión, como por ejemplo, los convenios con las instituciones.
Esta diversidad de agentes da idea de la complejidad organizativa y do¬cente de las prácticas externas que necesariamente hay que fomentar desde un modelo de corresponsabilidad. En esta guía se analizan los elementos necesarios para llegar a este modelo.